"Cuando Dios nos ofrece un don, al mismo tiempo nos entrega un látigo, y éste solo tiene la autoflagelación".
Capote Truman, "Música para camaleones", Editorial Sudamericana, edición de 1994, edición original 1980, Buenos Aires, 229 páginas.
Tras el éxito de "A sangre fría", Truman Capote inició la redacción de su siguiente libro "Plegarias atendidas" (el cual se convertiría en su último trabajo no concluido que quedaría como obra póstuma) pero durante ese periodo de tiempo el autor manifestaba insatisfacción por sus últimas publicaciones y revisó críticas acerca de su labor tanto como escritor y periodista.
Sin embargo, durante el final de la década de los años sesenta y principios de los setenta rebuscó en sus archivos físicos y mentales algunas anécdotas y relatos de ficción, así como también reales en las cuales él fue partícipe como testigo.
Finalmente en 1980 vio la luz el presente libro reseñado "Música para camaleones" el cual comprende cuentos y relatos de no-ficción.
Es importante resaltar el prólogo que el mismo autor escribe para justificar el libro y de cómo inició en el mundo de las letras, el señalar las diferencias entre escribir bien y mal, y lo que consideró aún más alarmante: la diferencia entre escribir muy bien y el verdadero arte.
La obra consta de tres partes: Música para camaleones, Féretros tallados a mano, y Retratos coloquiales.
En cada relato, a excepción de "Féretros tallados a mano", encontraremos el estilo que hizo único al autor al momento de mezclar ficción con realidad y de sus aportaciones de la literatura hacia el periodismo.
Ahora bien, la justificación para dejar a un lado a "Féretros tallados a mano" (sin restarle importancia) es porque esta parte figura también como relato de no-ficción y consigna la tesitura de la obra cumbre de Capote, "A sangre fría". Se trata de la narración verídica de un crimen americano en la cual Truman tiene partición como testigo y narrador de los hechos; se trata de las extrañas muertes de personas quienes reciben un pequeño féretro hecho a mano en cuyo interior viene la fotografía de la víctima la cual alguien se la tomó sin que se diera cuenta.
Por otra parte, el último relato es una lucha entre Capote contra Capote, una autoentrevista en la cual resalta que él mismo se considera (y acepta) homosexual, drogadicto, un genio.
Este fue el primer libro que leí del autor y que marcó mi trayectoria como periodista porque en cada relato sea verídico o de ficción deja en claro el resultado que se logra a partir de las observaciones cotidianas que se pueden mezclar con los reportajes y en el género periodístico híbrido que llegó, de alguna forma, a darle más sentido: la crónica.
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