jueves, 2 de junio de 2022

Reseña del libro Chicas Kaláshnikov y otras crónicas, de Alejandro Almazán

"Debes escribir que creo en Dios y que estoy arrepentida". Así será. Pero primero hay que empezar cuando ella trabajaba para el diablo...

Chicas Kaláshnikov y otras crónicas, Almazán Alejandro, Editorial Océano, 2013, México, 199 páginas.

La primera vez que vi este libro en una tienda de Sanborns no dudé en comprarlo de inmediato, no fue por el titulo, sino más bien por el autor Alejandro Almazán, un gran periodista mexicano que a través de sus historias ha dejado una huella de reflexión en el México actual y que con su estilo sabe enganchar a los lectores.

El libro es una compilación de crónicas que Almazán escribió entre 2001 y 2012 para distintos medios de comunicación como las revistas Gatopardo, emeequis, Variopinto, y en el periódico mexicano El Universal.

La obra inicia con una introducción de Alejandro Almazán a modo de experiencia personal cuando a la corta edad de seis años conoció a lo que él define como su primer muerto: el Oso. Y en cita textual es directo el autor: "Amaneció un sábado con el cráneo reventado a batazos, tendido sobre el campo lodoso de fútbol donde se drogaba, robaba y abusaba de las mujeres...". El estilo que siempre lo define: detallista, observador, fiel a los hechos, pero sobre todo a contar de manera diferente la historia a la que en México seguimos siendo testigos: la violencia.

Incluso Almazán expone sin restricciones que "suelo decir que este mundo (hecho mierda desde antes de que nací) ha sido el raro combustible que me trajo a contar historias sobre el narco". Y es precisamente lo que hace, buscar, investigar, ser testigo, analizar tanto a victimas como a victimarios, preguntar y no dejar cabos sueltos al momento de redactar una crónica.

Eso es lo que vamos a encontrar en esta obra, historias narradas desde un punto de vista diferente, con un toque de ironía, sarcasmo, humor negro, pero también de reflexión y argumentos basados en hechos, experiencias de la gente, datos, por etcétera.

Para empezar la primera crónica se titula Chicas Kaláshnikov, y es la primera historia con la cual, Almazán, nos da la bienvenida a su libro. Se trata de entrevistas y anécdotas de distintas mujeres involucradas en el mundo del sicariato, el crimen organizado, la violencia... Unas en el interior de cárceles y otras fuera de ellas cuentan al periodista sus vivencias y el porqué iniciaron trabajando para el narco, el porqué lo dejaron y el porqué siguen haciéndolo.

Otro de los trabajos que llama mucho la atención es El extraño caso del teniente coronel, una crónica en la cual Alejandro Almazán explora la vida y situaciones a favor y en contra de entonces un militar asignado a la seguridad de Tijuana; de este texto extraigo esta cita del entrevistado: "... el que no tiene miedo está muerto. Es la única manera de no sentirlo. El miedo es un mecanismo de supervivencia; el miedo nos lleva a protegernos. Quien diga que no tiene miedo no es cierto. Es como si estuviera una balacera y de repente me paro y digo que a mí no me pegan. Uno supera el miedo con valentía. La valentía es continuar con tu trabajo, estar muy estimulado, tener una pasión. Yo me identifico con el patriotismo, con el nacionalismo...".

Por lo anterior, lo que me llama mucho la atención es que como siempre lo ha señalado Almazán no se queda conforme con la entrevista hacia el funcionario, sino que va más allá de entender su entorno, por eso sigue buscando más información sobre su desempeño como servidor público; como lo indica el periodismo, verificar y volver a verificar.

También hay más historias que no solo están para informar, sino para reflexionar y hasta cierto punto reír con el sarcasmo y humor negro que usa el autor para contar la historia, pero que quede claro que esto, desde mi punto de vista, es para atraer aún más la atención del lector y que al finalizar la lectura lo ponga a pensar y, sobre todo, a argumentar sus opiniones.

A continuación doy a conocer las historias que están en el citado libro: La historia de un sicario; El June... y los Zetas; Los buchones ya no saben en qué gastar; Michoacán 15-S; Carta desde Durango; Periodismo en la cueva del lobo (excelente crónica, una de mis favoritas porque se trata de la historia de cómo nace el semanario Riodoce, ahí incluye una entrevista hacia el hoy fallecido Javier Arturo Valdez Cárdenas, ganador de múltiples premios nacionales e internacionales por sus reportajes sobre el crimen organizado en México, asesinando en Culiacán el 15 de mayo del 2017, debido al ejercicio de su profesión).

Asimismo, en se encuentran los siguientes trabajos: El alcalde justiciero; La balada de Aiko; Relato de un cuerno de chivo y su compa el chanate; El Ponchis: aprendiz de sicario; Un narco sin suerte (es la primera crónica que leí de Almazán en el portal de la revista Gatopardo; de esta historia no paro de leerla y recomendarla); y finalmente: Correspondencia desde la línea de fuego.

No solo recomiendo leer este libro, sino también invitarte a atesorarlo analizar, disfrutar, argumentar, cada una de estas historias y aquellas que no figuran en esta obra pero que puedes encontrarlas en distintos medios de comunicación donde colabora Alejandro Almazán. Y si estás empezando en este noble oficio del periodismo, no dudes en adentrarte en el fascinante mundo de la crónica. Yo quedé atrapado y es lo mejor que me pudo haber ocurrido en la vida. 

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